Una lápida es también una carta de despedida en la que muchas veces los seres queridos dejan sus mejores deseos, y los recuerdos más bonitos que tengan del difunto. Poco a poco, a medida que ha ido avanzando el mundo y que han pasado los siglos, se han encontrado nuevas maneras de realizar este tipo de homenajes. En la actualidad, la fotografía del fallecido es uno de los elementos más interesantes que se pueden incluir. Por eso, queremos explicarte aquí en qué consiste esta tradición de incluir fotos en lápidas y por qué puede tener tanto simbolismo.
El recuerdo de una imagen
Sin lugar a dudas, una de las cosas más tristes asociadas a una pérdida es lo borrosa que se va volviendo la imagen de alguien que se ha ido pasando un tiempo. Es vital impedir ese desgaste, para conservar la memoria de esa persona y también para que, los seres más queridos, así como las nuevas generaciones, mantengan una imagen clara de esa persona. Este es un proceso crucial en el duelo y en la pérdida, y eso es lo que precisamente se busca al incluir la foto del difunto en una lápida.
El papel de una lápida en la memoria del fallecido
Una lápida es una última carta llena de voluntades y deseos para ese ser querido que se ha marchado. Y es importante que en ella se reflejen correctamente los sentimientos de quienes más añoran a esa persona. Y que también ahí se conserve el recuerdo del fallecido. Una imagen sirve para que nadie borre de la memoria la cara, la actitud y el espíritu de ese ser querido. Piensa también que, las nuevas generaciones de la familia que vengan, podrán hacerse una idea de cómo era, y guardar así un poco de cariño para él.
Como te decíamos, se trata de una opción muy sencilla, además puedes elegir la fotografía que tú prefieras. De esta manera, también puede ser una buena manera de dejar impreso un recuerdo especialmente dulce de esa persona. Piensa que una imagen vale más que mil palabras, y con una fotografía bien elegida y bien impresa, podrás transmitir mucho más de lo que te pudiera parecer.
Junto a ella podemos añadir otros accesorios como frases o inscripciones que honren su memoria, así como tallados o relieves.
Qué es la fotocerámica, origen y desarrollo
Grabar una imagen en una superficie es un acto que hemos repetido infinidad de veces. Una fotografía es una manera excelente de recordar algo o a alguien de la manera más exacta posible. Y las fotografías no solo tienen que reflejarse en el papel, también pueden estar en la cerámica. Eso es, precisamente, la fotocerámica.
Desarrollada por primera vez en el año 1851 por Lafon de Camarsac, es un recurso en el cual una imagen acaba impresa en cerámica. En la actualidad, por lo tanto, es posible dejar una fotografía totalmente exacta en una lápida. Y se ha convertido en un recurso muy popular en las ceremonias fúnebres para honrar y homenajear también así a la persona que se ha marchado.
Es un proceso sencillo de realizar con el que puedes conseguir al final una lápida mucho más cuidada y más interesante. Además, la imagen final será totalmente fidedigna, igual que la que hayas elegido. De esta manera, siempre podrás ver la cara de esa persona tan querida y que su recuerdo viva también en la lápida cada vez que vayas a visitarla. No solo es un elemento bonito de cariño, también puede ser beneficioso para los más allegados.
El efecto psicológico de las imágenes
Visitar el lugar donde residen los restos del familiar o ser querido fallecido es una manera de mostrar su cariño y recuerdo. Una muestra de respeto y amor que con la existencia de una imagen en la lápida puede evocar el recuerdo de esa persona a quién lo visita, reavivandolo en nuestra memoria.
En definitiva, la presencia de una foto en la lápida o de la fotocerámica es una alternativa muy interesante para hacer que la lápida por un ser querido sea mucho más bonita y más delicada. Con ella, podrás expresar sentimientos complejos de una forma muy visual. Y ayudar a que el recuerdo de esa persona no se borre.
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